Un periodista chileno preso y exiliado tras el golpe de Pinochet

Categoría: DERECHO A LA INFORMACIÓN Escrito por Pedro Zamora Briseño

 

Hace 48 años, el 11 de septiembre de 1973, el joven periodista chileno José Zepeda Varas fue detenido por el Ejército de ese país en el marco del golpe de Estado perpetrado contra el presidente Salvador Allende por Augusto Pinochet. Tras casi 2 años y medio en prisión, Zepeda obtuvo asilo político en Holanda, adonde se fue exiliado y laboró hasta 2012 en Radio Nederland. En mayo de 2013 visitó la ciudad de Colima para recibir un doctorado honoris causa de parte de la universidad local. En ese contexto, le realicé una entrevista-semblanza, enriquecida con los datos del contexto de su estancia en esta ciudad. El texto fue publicado el 24 de mayo de 2013 en la sección Internacional del portal de la revista Proceso y en la agencia Apro.

Con motivo de un aniversario más del “Pinochetazo”, compartimos una parte de ese texto y al final se presenta el enlace original para su lectura completa.

 

"LA VERDAD MEJOR CONTADA ES LA DE LAS VÍCTIMAS": ZEPEDA VARAS

 

COLIMA, COL., viernes 24 de mayo de 2013 (apro).- A los 23 años de edad, el periodista José Jorge Zepeda Varas era el gerente de Radio Atacama, La voz del pueblo —ubicada en la ciudad de Copiapó, al norte de Chile—, cuando al mediodía del 11 de septiembre de 1973 elementos del Ejército de ese país irrumpieron en las instalaciones, clausuraron la emisora y se llevaron presos a directivos y trabajadores.

Los detenidos sufrieron tortura y fueron sentenciados a cinco años de cárcel, bajo el cargo de rebelión, con motivo de la cobertura informativa realizada en torno del golpe de Estado que encabezó el general Augusto Pinochet en contra del gobierno del presidente Salvador Allende.

Durante su estancia en la prisión, Zepeda Varas se salvó de ser fusilado por la llamada “Caravana de la Muerte”, pero su compañero Alfonso Gamboa Farías, director artístico de la radiodifusora, no tuvo la misma suerte.

En febrero de 1976, tras 29 meses de encierro, Zepeda obtuvo asilo político en Holanda, donde ese mismo año se incorporó a Radio Nederland, en la que laboró hasta diciembre de 2012 y llegó a ser director del Departamento Latinoamericano de esa emisora mundial.

Por su trayectoria profesional de más de cuatro décadas, el periodista chileno-holandés recibió en esta ciudad el pasado viernes 17 de mayo el grado de doctor honoris causa por parte de la Universidad de Colima (Ucol), una de las instituciones de América Latina a las que apoyó desde Radio Nederland con producciones para sus radioemisoras durante los últimos veinte años.

Según el acuerdo 12/2013 expedido por el rector, José Eduardo Hernández Nava, el galardón le fue conferido “por sus aportaciones a la defensa de los derechos humanos, el fortalecimiento de los medios de comunicación no comerciales de América Latina, así como por su destacada labor en la divulgación del conocimiento, el acontecer político, el arte y la cultura”.

Durante la ceremonia, realizada en el Paraninfo Universitario, el homenajeado dedicó su título a los periodistas latinoamericanos que ejercen la comunicación de servicio y que se empeñan en defender los valores universales de la libertad.

En sus primeros años como periodista en Chile —reconoció en su discurso— la confrontación política al interior de la izquierda los llevó a él y sus compañeros de Radio Atacama a tomar “decidido partido” a favor del gobierno de Salvador Allende: “No mentíamos, pero todo lo que hacíamos en temas políticos era desde la trinchera en que no cabía la duda ni el matiz”.

Sobre esa etapa de su carrera, dijo ahora: “No me arrepiento, pero era un grave error; lo entendí en Holanda en los años de exilio, de autocrítica… El periodista es primero que nada el que no sirve al poder por una causa particular, el que preserva su independencia y busca la verdad, el periodista mantiene distancia de las autoridades en el campo de las ideas, de los partidos políticos, de las convicciones religiosas o las de cualquier tribu… No hemos escuchado el llamado de la vocación para atacar ni para defender, lo hemos asumido para ayudar a entender”.

Y se preguntó: “¿Es entonces el periodista una mujer o un hombre desprovisto de cualquier lealtad? Imposible. Se vive y se hace desde algún lugar, nadie puede neutralizar sus circunstancias. Creo que el lugar que nos corresponde es aquel donde anidan los derechos humanos, los derechos sociales, la justicia, la inclusión, valores de los que quieren apropiarse algunos pero que nos pertenecen a todos”.

En entrevista con la agencia Apro, José Jorge Zepeda considera que la libertad en general y la libertad de expresión en lo particular son “objetivos muy caros para la humanidad”, a la vez que expresa su preocupación y solidaridad ante las condiciones de riesgo en las que realizan su trabajo los periodistas mexicanos.

“Tengo una admiración absoluta por aquellos periodistas que salen por la mañana a arriesgar su vida para poder contarle la verdad a la gente. Eso no lo hace cualquiera, es decir: puestos frente al desafío de la vida o la muerte, hay gente que con razones muy justificadas prefiere la vida, yo también. Entonces, arriesgar todo por levantar la bandera de la libertad de prensa y la libertad de expresión es algo que nosotros admiramos muchísimo desde afuera de México”, sostiene.

Profesor invitado de universidades de varios países, así como de instituciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Zepeda considera que frente a la realidad actual del periodismo mexicano los organismos internacionales deberían prestar un mayor servicio del que están haciendo. “No basta con declaraciones simpáticas de decir ‘pobrecitos ustedes’, no, no, hay que apoyar con medios, hay que dar protección al periodismo mexicano, la denuncia debe ser mucho más sistemática”.

Subraya: “Hay organismos internacionales que tienen recursos económicos que deberían repartirse no equitativamente, sino prioritariamente, y hoy día la prioridad en América Latina para mí son dos países fundamentalmente: México y Colombia. En Colombia todavía no ha pasado todo y los periodistas siguen siendo acosados por varios poderes, no por uno solo, y en México también, no nos olvidemos, no es sólo un poder el que está detrás del periodismo y que se siente incómodo con él”.

A juicio de Zepeda Varas, se debe exigir al Estado mexicano que cumpla mejor con su papel de protección a los medios de comunicación, porque en eso le va la vida no sólo a los medios sino también al Estado, por lo que —para su propia preservación— es el Estado el que debe dar mucha mayor atención al acoso que sufren los periodistas.

Mientras tanto, plantea: “El periodismo tiene que seguir cumpliendo con su labor, pero tiene que ser con cautela, buscando de la manera más imaginativa posible formas de contar la verdad, y la verdad mejor contada creo que parte de las víctimas y no de los verdugos”.

Sugiere: “Hay que hacer el relato de todos los que son víctimas anónimas, inocentes de todo este drama, y no fijar el lente o el lápiz o la computadora sólo en los agresores, ya que son las víctimas las que al final dignifican con su muerte lo que está pasando; esperemos que esas muertes no sean en vano, y para que no lo sean tenemos que tratar de sacarlas del anonimato”.

 

Para leer el texto completo, siga el siguiente enlace:

https://www.proceso.com.mx/internacional/2013/5/24/la-verdad-mejor-contada-es-la-de-las-victimas-zepeda-varas-118798.html