La declaración de los derechos basados en el sexo de las mujeres

Foto: César Martínez López / CIMAC

 

 

Justo hoy se presentó para todos los países hispanohablantes la Declaración de los Derechos Basados en el Sexo de las Mujeres, que han firmado 11 mil 397 mujeres de 119 países y 215 organizaciones y se sigue firmando.

En su resumen en español se lee textualmente:

“La Declaración esboza las leyes y políticas internacionales vigentes sobre los derechos de las mujeres y cómo están siendo amenazadas por organizaciones que intentan cambiar la definición de mujer. Reafirma los derechos de las mujeres existentes y sugiere formas en que los Estados deberían promoverlos y protegerlos. Fue redactado con aportes de mujeres a nivel internacional. Lanzada en marzo de 2019, la Declaración es un claro llamado a los legisladores para mantener la definición de mujer basada en el sexo.

La Declaración sobre los derechos basados en el sexo de las mujeres es una declaración sobre la importancia de mantener la definición actual de mujer basada en el sexo.

Los derechos de las mujeres, establecidos en la Convención de 1979 sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) y los acuerdos internacionales posteriores, se basan en nuestro sexo, definido por la ONU como “las características físicas y biológicas que distinguen a los hombres de las mujeres”.

En los últimos años, las organizaciones han estado tratando de reemplazar silenciosamente la idea del sexo biológico con la de “identidad de género” en los documentos de Derechos Humanos; e incluir a los hombres que dicen tener una “identidad de género” femenina en la palabra “mujer”.

Los derechos de muchas mujeres están relacionados con nuestros cuerpos biológicamente femeninos, por ejemplo, derecho al aborto, y derechos maternos. Otros, tienen como objetivo eliminar la discriminación en la vida pública, por ejemplo, a la educación, a la representación política, al trabajo, a la igualdad salarial. Además, los derechos de las mujeres son para protegernos contra la violencia o prácticas dañinas, por ejemplo, violación y mutilación genital femenina.

Una forma clave en que se niegan estos derechos es por los estereotipos de género o rol sexual (por ejemplo, las niñas deben ayudar en casa mientras los niños van a la escuela). La ONU reconoce que esto es perjudicial y trabaja para “la eliminación de los prejuicios y las prácticas habituales y todas las demás que se basan en la idea de inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en los roles estereotipados para hombres y mujeres”. La Declaración plantea la preocupación de que el término “identidad de género” refuerza los estereotipos de los roles sexuales porque solo es posible tener una “identidad de género” al elegir entre estereotipos de roles sexuales para hombres y mujeres.

En los últimos años, algunos gobiernos han sustituido la “identidad de género” por el sexo biológico en la ley y la política, e incluyen a hombres que dicen que tienen una “identidad de género” femenina en la palabra “mujer”. Esto les permite acceder a espacios y servicios establecidos para mujeres y niñas como los de apoyo para víctimas de un solo sexo, deportes de un solo sexo, listas cortas de mujeres diseñadas para aumentar la participación de las mujeres en la vida política y pública, becas y premios para mujeres, baños de un solo sexo, vestuarios y áreas de dormir destinadas a proteger la seguridad, privacidad y dignidad de las mujeres y las niñas.

El uso de la “identidad de género” en lugar del sexo biológico amenaza los derechos maternos, el derecho de las mujeres a reunirse y organizarse sin incluir a los hombres, y la recopilación de datos sobre la violencia de género. Además, la “identidad de género” se usa para “hacer la transición” a las niñas que no se ajustan a los estereotipos sexuales.

Y cobra importancia esta declaración, porque la semana pasada, se llevó a cabo la Quinta Sesión Plenaria del Parlamento de Mujeres de la Ciudad de México, cuando se discutía una Reforma a la Ley de Salud de la entidad, y cuando se discutía una Ley de Erradicación de la Violencia Obstétrica para el Parto Respetado, presentada por Victoria Yazmín Rocha Román, en la que no sólo se incluye mujeres embarazadas, sino también personas embarazadas. 

La sesión fue presidida por Andrea Pérez y como secretaria fungió Priscila Palomares. El dictamen lo presentó la presidenta de la Comisión de Salud, Carolina Gómez. Esta reforma incluye los Artículos 49 y 50 de la Ley de Salud del Distrito Federal, y aunque la presidenta de la dictaminadora habló de que el objeto de la reforma es atender la violencia obstétrica porque en ocasiones llega a ocasionar mortalidad materno-infantil, cuando se abrió la discusión sobre el dictamen, Adriana Lecona manifestó su desacuerdo con el mismo, porque consideró que la violencia obstétrica es una violencia específica que se ejerce contra las mujeres y sus derechos reproductivos, porque son las mujeres las que se embarazan.

Al argumentar a favor, Marian Eleanor Rocha García dijo que hay corporalidades con vulva que también se embarazan, incluso hablo de hombres con vulva, lo que quiere decir en su lógica que hay mujeres con pene. Y agregó que está en el Parlamento de Mujeres para darle voz a las personas que sufren esas violencias que son parecidas a las de las mujeres, y que no están ahí, porque tal vez no se identifican como mujeres.

También habló en contra Adriana Leonel, apoyando a Adriana Lecona. El papel que jugó la presidenta Andrea Mesa fue muy triste. Priscila Palomares insistió que era una iniciativa muy importante porque de no agregarse la palabra persona, se estaría cayendo en discriminación, e Isabel Mateos llegó al colmo de decir que la CEDAW reconocía la identidad de género y que era necesario que se incluyera la palabra persona con base en el marco de convencionalidad y constitucional de nuestro país, ya que de no incluirla se violaría el principio pro persona, incluso habló de personas no binarias que pueden gestar y “persona embarazada” y le dijo a Adriana Lecona que su posicionamiento es inconstitucional.

Esto es una absoluta mentira, no es cierto que la CEDAW reconozca la identidad de género, ni tampoco ningún otro tratado internacional define esa identidad.

Lo cierto es que a partir de esta discusión se desató una guerra de insultos, hostigando a Lecona y a Leonel, tachándolas de TERF o transfóbicas, entre otros muchos epítetos que les han estado lanzando. Eso es absolutamente antidemocrático, porque uno pudo ver sus caras y muchas estaban de acuerdo con la postura de Adriana Lecona y son sólo una pequeña minoría las que al parecer militan en el “queerismo” o en el “transactivismo”, pero ante los ataques violentos de esta minoría, se abstienen de manifestarse.

Y cuando inició la votación en lo general, empezaron a aparecer a espaldas o enfrente de las parlamentarias banderas multicolores y otras azul, rosa y blanco, que se conocen como las banderas trans, y a este respecto, yo quisiera dejar claro lo siguiente:

Primero. Nadie estamos en contra de que se respeten los derechos de las personas trans, creemos que es legítimo que hagan y defiendan su agenda.

  1.   Biológicamente se nace con genitales femeninos y masculinos.

Tercero.  A partir de los genitales se construyen los roles de género, que incluyen violencia, discriminación, y todas las consecuencias que esto trae.

Cuarto. La Perspectiva de género se entiende como una visión científica, analítica y política sobre las mujeres y los hombres y las relaciones entre ellos en la sociedad, que permite enfocar y comprender las desigualdades socialmente construidas a fin de establecer políticas y acciones de Estado transversales para disminuir y abatir las brechas de desigualdad entre los sexos y garantizar el acceso a la justicia y el ejercicio pleno de sus derechos.

Quinto.  Simone de Beauvoir dijo: “No se nace mujer: llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización en conjunto es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino”.

Ojalá que la diputada Paula Soto y la Comisión de Igualdad de Género entiendan que este ejercicio ha fallado en las propuestas y en la selección de las participantes. Por nuestra parte vamos a hacer todo lo posible porque se cancele este émulo de Parlamento de Mujeres de la Ciudad de México que está sentando las bases para que avance la teoría queer y la agenda del transactivismo en la Ciudad de México, una agenda que incluye al 1por ciento de la población. Es muy triste que en el Parlamento de Mujeres de esta Ciudad se tenga que estar discutiendo temas que no son de las mujeres.