El pensamiento crítico marchito en los campus de la UdeC

 

Por: Josué N. De la Vega M.

1.- Muchos estudiosos, como principio básico de tipo metodológico, para explicar el nacimiento, desarrollo y florecimiento de un pensamiento hegemónico en un tiempo y lugar, hacen uso de la contextualización. “Toda explicación sin su contexto es puro pretexto” para mentir, no para explicar las causas que dan motivo a su expansión y coronación. En ese sentido, quien de manera abstracta atribuya a una institución en específico –por decir, la Universidad de Colima- la determinante de un pensamiento, en este caso crítico, tiene un fin político:  engrandecerla por cuestión ideológica, no por exigencia epistémica.

2.- Qué entendemos cuando hablamos de contextualización. Para explicarlo, tomamos un espacio social para su estudio que comprendemos como producto de fuerzas sociales que luchan, acuerdan, resisten, construyen, cambian, es decir, no son abstracción estática, por el contrario, sino dinámica y conflictiva; su desarrollo no es lineal ni cíclico, es complejo.  Es un producto real-concreto, multideterminante. Pongamos como caso, Colima, es un espacio social, su historia es producto de luchas históricas entre fuerzas socio-políticas exógenas y endógenas que establecen alianzas y luchas entre clases y grupos sociales que disputan el espacio desde el siglo XVIII. El proceso desemboca en el actual contorno de la entidad y en sus formas institucionales de hoy. 

3.-  Esas luchas encarnan de manera abigarrada factores políticos, ideológicos, económicos y sociales. Las clases sociales no son homogéneas, lo que explica las convergencias y rupturas de ellas y entre ellas. En cada fase histórica son producto y productora de su nueva composición. El pensamiento hegemónico de la clase social mejor ubicada socialmente, al imponerse al resto, da nacimiento a instituciones que articulan al conjunto social. En Colima, la clase social dominante que ha impuesto su visión del mundo es una burguesía comercial procedente de la vieja oligarquía agraria, teniendo en el régimen político como clase apoyo a una clase media, cuyo origen es de las áreas de servicio y comercial, con fuerte pensamiento conservador.

4.- En la entidad, las instituciones jurídico-ideológicas –el aparato administrativo, el escolar, la iglesia y los medios de comunicación- nunca se han caracterizado por desarrollar y difundir un pensamiento crítico, por el contrario, producen y reproducen el conservadurismo que caracteriza al aparato de Estado y a su gobierno. Las instituciones culturales en Colima han estado subsumidas al poder institucional. Un ejemplo, la universidad es un instrumento del Estado y la autonomía que goza se reduce a la defensa de los intereses exclusivos de la burocracia universitaria, no obstante, en ocasiones se fricciona con la burocracia gubernamental. La Universidad Popular de Colima, hoy Universidad de Colima, nació en el reflujo de la vertiente popular cardenista y el ascenso de los empresarios y el pensamiento conservador y anticomunista que caracterizó al gobierno de Ávila Camacho y a buen número de países. La institución educativa de la entidad tiene, hasta nuestro tiempo, una fuerte esencia de esa atmósfera.

5.-  Lo anterior ha conformado una estructura autoritaria sumamente conservadora de larga duración que sigue vigente. El proceso histórico de formación institucional de la universidad da inicio en la década de los setentas con el apoyo directo del gobierno federal –Luis Echeverría- a uno de los grupos políticos –encabezado por Humberto Silva Ochoa- que se disputaban el dominio de ese centro de estudios. Es el momento de la ofensiva estatal contra toda disidencia. El movimiento de octubre de 1968 y el asesinato de alumnos en 1971 el día de Corpus Christi, están frescos en la memoria de amplios sectores del estudiantado que cuestiona al régimen corporativo-presidencial priista.

6.- En ese entonces, el Estado lanza una ofensiva de cooptación –reforma política- y de fuerte corrupción y venta de enervantes en las instituciones universitarias, se apoya en la ideología nacional-revolucionaria encubierta con tintes tercermundistas para alinear la inquietud social bajo el paraguas del aparato estatal. El grupo recién ascendido a la rectoría de la UdeC aplica las medidas de contención y disuasión del movimiento estudiantil, con respaldo de conductas represivas y un discurso estatista. Así logra asentarse. Bajo este contexto político-ideológico se forma gran parte de la burocracia universitaria, moldeando a sus nuevos cuadros. Al no florecer un movimiento estudiantil fuerte y democrático, por la fuerte represión a la disidencia en un ambiente de terror, el pensamiento crítico no tiene condiciones necesarias y suficientes que permitan su fortalecimiento y expansión. El pensamiento crítico y grupo que lo haga suyo es perseguido por la burocracia universitaria para evitar su presencia en el quehacer universitario y en la entidad.

7.- En el seno universitario, por poner ejemplos, no hay espacio para la discusión del derecho al aborto y el movimiento feminista, tampoco tiene cabida la discusión político ideológicas fuera de tiempos electorales y del auditorio asignado. Todos los espacios están cerrados. Predomina la visión corporativa. Únicamente tienen “permiso” los aparatos partidistas para exponer sus idearios en programas oficiales y tiempo electoral e igualmente, está prohibida la distribución y discusión de volantes, periódicos y revistas de organizaciones políticas, cualesquiera que estás sean. Es una institución acuartelada. Así, cómo puede crecer un pensamiento crítico. No puede afirmarse entonces que la Universidad es determinante en el pensamiento crítico en la entidad. Ésta es una afirmación sin soporte y, por ende, falsa.

8.- El pensamiento crítico es por definición aquel paradigma que tiende a manifestarse en libros, revistas, películas, carteles y demás formas de expresión visual y escrita, y tiene el espíritu de impulsar la participación de la sociedad y la comunidad universitaria en la toma de decisiones que dé real autonomía a la institución universitaria y construya instancias colectivas en la toma de decisiones con una proyección académica con fuerte sentido social. Es un pensamiento negado y perseguido en nuestra máxima casa de estudios, sobre todo cuando articula grupos sociales, recordemos el movimiento estudiantil de 1983 en la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales y posteriormente las persecuciones en la comunidad escolar: es separada la carrera de Trabajo Social de la escuela de Ciencias Políticas, se asienta el miedo entre estudiantes y trabajador@s y crece la duda entre compañeros, ambiente que refuerza la cultura vertical y silencia voces. Se implanta el silencio de los sepulcros. En el campo universitario es sembrado el miedo en la conciencia de la comunidad e impide, hasta ahora, como solía decir el pensamiento maoísta: “Que 100 flores florezcan, que 100 escuelas de pensamiento compitan”.

 

 

 

 

La cara oscura de la luna. La Facultad de Ciencias Políticas de la UdeC

 

Por: Josué N. de la Vega Morales

Hace unos días, para ser exacto, el lunes 22, en las instalaciones del campus Norte de la Universidad de Colima se inauguró la Semana de la Ciencia Política en la que se conmemora el 42 aniversario de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Marco que fue aprovechado en la realización de un homenaje póstumo a quien fuera profesor del área de Administración Pública de la institución, Enrique Chaires Ramírez. 

En el evento participaron académicos de esa facultad y el Rector Christian Torres Ortiz Zermeño, quienes externaron su reconocimiento a la dedicación administrativa del profesor Chaires Ramírez, quien fuera consejero en aquel entonces del director del plantel, hoy rector de esa casa de estudios.

El festejo cumplió con los ritos y costumbres que la burocracia universitaria efectúa en sus eventos institucionales para celebrar, develar, inaugurar u homenajear alguna persona considerada respetuosa y reproductora de los valores políticos que soportan la unidad y permanencia del grupo dirigente universitario. 

Para la gente que no está familiarizada con la vida de la Universidad de Colima, ha de saber que en su mayoría los auditorios de escuela y el Teatro Universitario, llevan nombres de políticos locales que se caracterizaron por no haber aportado nada durante su vida al desarrollo del conocimiento científico, no hablamos de cuestiones administrativas ya que al ser altos funcionarios tienen la obligación legal y funcional de cumplir la norma y gestionar requerimientos de infraestructura. 

Este tipo de eventos como parte del dominio subyacente son una clara manifestación simbólica para mostrar públicamente a los subalternos –estudiantes y trabajadores-  el poderío de la burocracia universitaria. Enseñarles que el que calla y obedece no se equivoca y alcanza beneficios. La burocracia universitaria deja caer así una lápida que sepulta la vitalidad de la comunidad universitaria para que acepte ser un ente sin vida, sin imaginación y sin voluntad. 

La dominación deja en claro a sus súbditos que el que ejerce el poder, en este caso, la burocracia, lo reproduce y lo expresa en eventos de todo tipo, como el día del trabajo, de la madre, el día del maestro, del niño y entrega de becas escolares. Es común en la UdeC la presencia de altos funcionarios en eventos anodinos. La burocracia a diario construye una y otra vez, con cincel y martillo, su imagen en el inconsciente de los subalternos.

En ese sentido es que se explica la narrativa que hace de la vida académica al no dar reconocimiento alguno a los grandes pensadores que han prestado su servicio y dado su vida académica en beneficio de Colima y de la Universidad de Colima. En esa visión de la burocracia se considera que la institución universitaria es obra suya no de grandes pensadores ni de la acción social ni de sus investigadores ni de sus profesores. Esa casta se otorga todo tipo de canonjías. La burocracia se siente hacedora de la vida universitaria. No da reconocimiento a quienes han contribuido de manera sobresaliente en el campo de conocimiento, y, por ende, que se haya distinguido a lo largo de su vida en la ciencia y el arte, otorgándoles, por ejemplo, el reconocimiento de: “maestro emérito”. El interés fundamental de la burocracia está centrado, como lo señaló en el homenaje el Rector Christian Torres Ortiz, en mantener la gobernabilidad. 

Esas es la razón del homenaje al profesor Enrique Chaires, el haber mantenido en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales la go-ber-na-bi- li-dad, en palabras llanas, mantener el control, no la mejora de calidad académica. En ninguna intervención en el evento se aborda el aporte que tuvo en el desarrollo del conocimiento científico. Los participantes creyeron estar en otro espacio y se olvidaron por completo de la academia y sus protagonistas. Apá ¿y la ciencia?

Queda constancia en las intervenciones del gran peso que tiene la política-basura en la vida de esa facultad, como el medio para mantener el estatus quo sin resistencia de los dominados, de la comunidad académica, para que las decisiones de instancias superiores –SEP o Rectoría- se acaten. Para eso, como bien dice Enrique Chaires Ramírez hijo, su papá era “defensor de la UdeC”. ¿Un guerrero?  Y preguntaría, además; ¿a quien defendía? ¿a la burocracia? ¿contra quien la defendía? ¿contra los propios estudiantes?

En su intervención, el rector Christian Torres nos presenta la creación de la licenciatura de Relaciones internacionales como un gran mérito para la escuela, para él y para su amigo Enrique. Sin embargo, no da a conocer las razones del por qué la desaparición de la licenciatura de Ciencia Política sin un diagnóstico y el por qué no fue puesto a discusión entre la comunidad académica y estudiantil. No señala que él y el homenajeado usaron la mentira y la amenaza para que se aceptaran los nuevos cambios y, además, fuera cerrada la licenciatura en Ciencia Política. ¿A eso se le llaman habilidad en las relaciones públicas, como dice la Dra. Chávez Ramírez? Fue violada toda norma. Se impuso, como siempre, el autoritarismo.

La carrera de RI nunca fue aprobada por el Consejo Técnico de la Facultad. Calla el actual rector el nombre del artífice de esa medida, hay que decirlo con todo su nombre, Carlos Salazar Silva, es quien determina, de un día para otro, la decisión en la creación de la licenciatura, producto de ofrecimientos de la Secretaria de Relaciones Exteriores de poner a disposición de la facultad al personal profesional de carrera de esa dependencia. Todo un chantaje. Los ofrecimientos en eso se quedaron.

Como efecto de lo anterior, le son otorgadas muchos beneficios a la recién creada licenciatura en perjuicio de la de Ciencia Política y Administración Pública, nombre que recibió la otrora licenciatura de Administración Pública. El nuevo personal contratado fue exclusivo para la recientemente fundada. A partir de entonces, se establecen dos poderes paralelos segmentados por área de conocimiento. Se rompe la unidad de la FCPyS, a cuyo nadir se ha llegado en estos últimos años. Así continua el lento pero constante declive de la carrera de CPyAP, hasta el día de hoy.  

Todos los beneficios académicos se han centrado en Relaciones Internacionales; mayor número de académicos, investigadores, miembros del SNI, preferencias administrativas, que han llevado a la inanición de la carrera de Administración Pública. Casi todos sus profesores de tiempo completo se han jubilado, otros son altos funcionarios universitarios y unos más les falta dedicación o experiencia. Mientras, se continúa aplicando la política de no compartir catedráticos entre ambos programas, principalmente de RI a AP. No se vislumbra interés por la mejora de esta última que lleve a la contratación de personal docente por convocatoria y examen público de las plazas vacantes, que posibilite la mejora académica.  

Por el conocimiento que creo tener de la actitud estudiantil de la escuela, estoy seguro que el homenaje póstumo a su maestro no les dijo nada, no porque carecieran de aprecio a él, nada de eso, sino que viven la debacle de su carrera al ser quienes residen en la parte oscura de la luna, sin horizontes que permitan mejorar su proyecto personal y posición para contender en el mercado laboral. Porque por lo que lee uno en prensa, la historia del autoritarismo en la UdeC debe ser visto en la perspectiva de la larga duración. La transparencia está negada, al igual que el diálogo abierto y sincero. La mejora académica está obnubilada: Mismos discursos. Mismas actitudes. Mismas visiones. Mismo lenguaje.  Nada de contrataciones de profesores de tiempo completo. Los estudiantes no ven la cara brillante de la luna. 

 

 

 

Hablemos de historia, ética y compromiso en la defensa de los derechos humanos

 
 
Por José Martínez Cruz
 
Recuerdo que, al día siguiente de la masacre del 10 de junio de 1971, las paredes de los edificios del Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Atzcapotzalco, se llenaron de nombres de estudiantes desaparecidos, encarcelados y hospitalizados. Inmediatamente se organizaron brigadas para recorrer hospitales, Cruz Roja, cárceles y edificios públicos, para localizarlos y apoyar en lo que fuera necesario. La represión ordenada por el gobierno de Echeverría y ejecutada por el grupo paramilitar de “Los Halcones” contra la primera manifestación estudiantil posterior al 2 de octubre de 1968 fue brutal. Ahí nos nació la conciencia de la solidaridad y la lucha por la defensa de los derechos humanos a la libre expresión de las ideas, de organización y de manifestación. No conocíamos a la inmensa mayoría de estudiantes que habían sufrido la represión, ya que habíamos iniciado clases en marzo, hace ya 50 años, en el CCH, pero comprendimos que no podíamos ser indiferentes ante el dolor de la gente ni quedarnos callados ante los abusos del poder, por lo que asumimos que nuestra conducta ética estaría definida por la lealtad a los desconocidos, como diría el poeta Fernando Pessoa, y combatir los abusos de poder del Estado.
A lo largo de éstas 5 décadas, hemos tratado de asumir de manera congruente, el compromiso de luchar en defensa de los derechos humanos de todas las personas. Por ello, agradezco el apoyo y solidaridad de las organizaciones defensoras de derechos humanos, Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan” (Guerrero), Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Chiapas), Artículo 19 y Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos, quienes públicamente han expresado su preocupación por la persecución y criminalización en mi contra por parte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), organismo público que a la fecha impulsa dos procesos, uno administrativo y otro penal.
En este documento se recuerda que fui convocado a formar parte como Director General de la Primera Visitaduría de la CNDH en diciembre del 2019, una vez que asumió la presidencia la actual titular, y que me conocen como defensor de Derechos Humanos desde hace más de 40 años, al lado de las familias de personas desaparecidas, encarceladas y torturadas. Mencionan precisamente la creación del Frente Nacional contra la Represión en 1977, como delegado del Frente pro Derechos Humanos de Morelos creado en el mismo año y posteriormente como miembro fundador de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos en 1989, y que hoy es un referente de la defensa de los Derechos Humanos en el Estado. Una vez concluida mi labor al frente de la Dirección General de la primera Visitaduría de la CNDH, señalan que expresé públicamente diferencias con las personas que actualmente tienen a su cargo la CNDH, entre otras cuestiones respecto de la falta de investigación sobre el Ejército en graves violaciones a derechos humanos. Por ello señalan: “En respuesta, la CNDH ha buscado iniciarle procesos penales y administrativos. A las organizaciones firmantes, nos preocupan las acusaciones en su contra, pues llevar a cabo una persecución administrativa y penal en contra de un ex funcionario por hacer uso legítimo de su derecho a la libertad de expresión, constituye un proceder que se aleja de los estándares de derechos humanos que una institución cuya misión es la defensa de los mismos está llamada a respetar más que ninguna otra. Resulta indignante que en un contexto en el que prevalece en México una grave crisis de violaciones a derechos humanos, la institución Ombudsperson Nacional dedique recursos institucionales de esta envergadura a dirimir conflictos internos, máxime considerando que en nuestra historia como organismos civiles de derechos humanos no hemos visto similares empeños de la CNDH para lograr que en los ámbitos penales o administrativos rindan cuentas quienes cometen violaciones graves a derechos humanos. Sin duda, estamos ante un actuar violatorio en sí mismo de derechos humanos, que constituye una muestra más de la preocupante deriva en que ha caído la CNDH, caracterizada por un ejercicio autocontenido de su autonomía y la abundancia de conflictos internos, que han terminado por dilapidar la oportunidad de refundar dicha institución al servicio de las víctimas y los derechos humanos como se esperaba en un contexto de cambio. Confiamos que las instituciones de Justicia, tanto el Tribunal Federal de Justicia Administrativa como el Ministerio Público Federal adscrito a la Fiscalía General de la República, sabrán garantizar los derechos de José Martínez Cruz e impedir que las personas que actualmente tienen bajo su responsabilidad la CNDH empleen a las instituciones para materializar represalias en contra de sus excolaboradores. Por lo anteriormente mencionado, en oficios firmados por nuestras organizaciones, hemos solicitado al Tribunal Federal de Justicia Administrativa y a la Fiscalía General de la República, que resuelvan conforme a derecho, garantizando la presunción de inocencia y los derechos procesales los cuales deben ser garantizados en todo momento a José Martínez Cruz para, así, determinar expresamente que el hoy acusado actuó en ejercicio legítimo de sus derechos a la libertad de expresión e información.”
Sin duda alguna, recibo con satisfacción estas cartas y todos los saludos solidarios de personas y organizaciones, con quienes hemos compartido la necesidad de luchar por transformar la realidad desde donde quiera que estemos. Porque amamos, luchamos.