Las rutas oscuras impuestas por la pandemia y la xenofobia

Categoría: Reporte Especial Escrito por Quinto Elemento Lab

 

 

Por RODRIGO SOBERANES Video y fotos JAVIER GARCÍA/ Quinto Elemento Lab

 

Las maniobras de la locomotora para ir acomodando vagones atraían a personas salidas de las sombras y los escondrijos de los alrededores de las vías férreas de Tierra Blanca, Veracruz. Eran migrantes atentos a cazar el tren para seguir su camino.

“Nosotros venimos cuidándonos. La gente migrante tiene su precaución. Llevamos gel, venimos lavándonos las manos, bañándonos bien”, comentó detrás de su cubrebocas Roberto Gómez Hernández, de nacionalidad hondureña. Estaba al pie de las vías, con una mochila como único equipaje y un impermeable improvisado con una bolsa negra diseñada para guardar basura.

Gómez pasa de los 40 años y ejerce de líder de un puñado de migrantes que se fueron encontrando durante su recorrido desde la frontera sur mexicana hasta este peligroso punto de la ruta migratoria en Veracruz. 

“Ahorita como venimos en el tren, venimos todos sucios”, se excusó Roberto Gómez de manera espontánea, consciente de que la presencia de la población migrante no es bien vista entre los locales debido a los rumores que los señalan como portadores del virus. Enseguida mostró su frasco casi vacío de gel antibacterial.

Mientras los maquinistas continuaban las maniobras de ensamblamiento de  vagones cayó la noche y llegó una lluvia que atenuó el sofocante calor de la zona cañera de Tierra Blanca, que espantaba a los viajeros de permanecer ahí. El otro factor era la inseguridad. Se trata de una zona conocida por los secuestros y violentos asaltos. A estos riesgos se le sumaba la posibilidad de agarrar el virus que también asesina.

Las medidas sanitarias en Tierra Blanca -el albergue cerrado, el primer cuadro de la ciudad y sus principales calles también cerradas y bajo  estricta vigilancia policial- mostraban  la gravedad de los contagios en esta zona del sur veracruzano, un paisaje repetido en los lugares que el grupo de migrantes liderados por Gómez había atravesado.

A mediados de julio de 2020, Roberto Gómez alcanzó una comunidad guatemalteca llamada La Técnica, al borde del río Usumacinta, frente a la frontera de México. Para llegar ahí, debió recorrer al menos siete horas en terracería trepado sobre uno de los pequeños camiones que salen de pueblos con nombres bíblicos del extenso departamento de El Petén. 

Esos camiones suelen detenerse en sitios donde polleros esperan reunir un cargamento de personas. También son interceptados por camionetas que recogen a sus clientes, quienes cambian de transporte a toda prisa y se pierden veloces en algún paraje fronterizo.

 

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